martes, 29 de septiembre de 2009

Uno de los nuestros

En un país europeo la policía han detenido a un señor acusado de drogar y violar a una menor de trece años, y perseguido por escapar de la justicia de Estados Unidos que pretendía castigar ese delito dese 1978. ¡Bravo! diríamos, un pedofilo a la trena. Ah, no, espera, que es Roman Polanski, artista.

Lo escribe mucho mejor Enric González en su columna. Yo solo quiero tener aquí escritos los nombres de personajes, artistas, intelectuales, ellos, que creen que la pedofilia es menos graves según quien ataca al menor, ya que hasta ahora se han relacionado con Polanski sin estremecerse ni un poco. Y ahora, que lo trincan, se ponen estupendos y dicen eso de ¡no hay derecho! en un arranque de corporativismo vergonzante. Y algunos añaden (el ministro de Cultura de Francia) que no tiene sentido detenerlo porque es una historia antigua; ni me quiero imaginar que opina este señor de la memoria histórica. Claro que su compañero de gabinete encargado de Exteriores dice que el asunto no le resulta simpático porque se trata de un personaje famoso de talento reconocido. Si yo fuera francesa, me preocuparía: el señor ministro piensa que si tienes problemas pero no te conocce nadie, que te den.

Aquí van algunos nombres de los tipejos que creen que es indignante que se detenga a un pedofilo : Debra Winger, Bernard-Henri Lévy, Milan Kundera, Pedro Almodóvar, Constantin Costa-Gavras, Bertrand Tavernier, Ettore Scola, Giuseppe Tornatore, Alejandro González Iñárritu, Julian Schnabel y Wim Wenders, Bernard Kouchner, Frédéric Mitterrand, entre otros.

Ninguno dice que no haya que perseguir y castigar a quien abuse de un menor, así que hay que colegir que lo que proponen es que para los famosos (porque gente con talento pero a la que nadie conoce hay mucha) o ricos no rigen ni leyes ni normas sociales.  Debe de ser la versión moderna del derecho de pernada.

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