jueves, 24 de septiembre de 2009

Periodismo y del bueno


Hay buenos escritores que trabajan con habilidad la actualidad. Hay buenos periodistas que se manejan bastante bien con las palabras. Luego están tipos como Enric González  y Josep Martí Gómez.

A Enric González lo sigo desde hace ya tiempo. Escribe en la página de televisión de El País y subido a esa gavia se mete en todas las camisas de once varas imaginables; buen gaviero, ve y anuncia escollos y puertos difíciles, y lo hace con ironía, a menudo, con sensibilidad y delicadeza, cuando los protagonistas o el asunto lo merecen, y con unas honduras que parecen imposibles en las escasas líneas de una columna diaria. Además, dejo de hacer cualquier cosa cuando charla, una vez por semana, con Josep Martí Gómez en un programa local (L'hora L) de Radio Barcelona-Cadena Ser. Ahí se juntan dos de los periodistas más brillantes, agudos, mordaces, precisos, rigurosos y decentes que tenemos. Los años los mejoran, claro, porque cuanto más se escribe, mejor se dominan las palabras; cuanto más se investiga la actualidad, más contactos se tienen, más recovecos se conocen y más se desarrolla el olfato para detectar manipulaciones, medias verdades y mentiras completas. Por si alguien no se ha dado cuenta, no he dicho que sean imparciales. No lo son. Son rojos perdidos, al menos lo parecen; condición que no impide ser objetivo y riguroso al analizar un acontecimiento o hablar sobre un político. A mí me gusta la gente de izquierdas —por si no se notaba— porque en mi muestreo vital la gente de izquierdas es más honrada, más justa y más leal que la de derechas. Me temo que se pretenda (y voy a dejar la frase construida como impersonal) arrinconar a Martí Gómez (¡vaya historias sabe ese hombre!) por viejo y a González por no ser la voz de su amo. Que sepan ambos que yo estoy dispuesta a pagar, y no poco, por pasar tardes enteras con ellos. Si alguien que lea esto los conoce, por favor que se lo diga, que con ese ataque de puritanismo disfrazado de progresía que nos ha dado  no creo que esté la cosa como para poner un anuncio en la sección de contactos.

A Ramón Lobo lo descubrí hace muy poco. Escribió una entrada en su blog, En la boca del lobo, a propósito de la prejubilación (y amortización del puesto, me temo) de dos correctores en El País, y el enlace corrió en el gremio. Resultó que Lobo es un excelente periodista y un muy buen escritor, que publica crónicas apasionantes y exquisitas, las últimas, desde Afganistán. Yo ya no sigo las páginas de internacional de los periódicos; todos hablan de los mismos lugares (¿Cuánto hace que no se publica una noticia sobre Chechenia? ¿Cómo acabó aquello de Osetia? ¿Ha desaparecido Darfur? ¿Cuántas veces ha salido Burkina Fasso en los periódicos? ¿Sabéis que en abril hubo elecciones presidenciales en Argelia y en julio en el Congo-Brazza?). Y cuando hablan de un lugar, lastimosamente, casi todos tiran de agencia y dicen los mismos tópicos y dan idénticos titulares simples y tirando a simplistas, y todo bastante mal escrito. Las crónicas de Ramón Lobo son otra cosa: mira a las personas, escruta la vida, sitúa el lugar, el momento y la historia, y encima, lo cuenta bien. No es el único periodista que lo hace, y vaya aquí mi admiración por gente como Olga Rodríguez y Jon Sistiaga, y por muchos otros cuyos nombres merecen ser desatacados y recordados, seguro, pero yo no conozco.

Así que, a partir de ahora me proclamo seguidora (no incondicional) del blog de Ramón Lobo, y seguiré a Josep Martí Gómez donde pueda y a Enric González en las columnas, a menos que tengan a bien escribir un blog o quedar conmigo de vez en cuando a tomar unas copas.

PS1 Descubro que Saramago ha escrito hace poco un panegírico de Ramón Lobo y Enric González. Espero que Saramago descubra pronto a Martí Gómez.
PS2 Josep Martí Gómez escribe cosas en La Lamentable.

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