domingo, 27 de marzo de 2011

Cerebros (lipo)succionados


Una tarde noche de viernes. Una pareja en la treintena. Él camina a zancadas largas un poco por delante  y va dice: “Corre, que llegamos tarde”. Ella, detrás, responde “pues yo no puedo ir más deprisa”, mientras camina con pasos cortos, casi a saltitos, en un equilibrio muy inestable que pone de manifiesto que la muchacha tiene unos tobillos y unas rodillas de acero.

Es una imagen común. Hombres con camisa o camiseta, vaqueros, chupa o americana, deportivas, todo normal y cómodo. A su lado, mujeres con zapatos de tacón altísimo, anticipo de inevitables juanetes; faldas que dificultan el paso, vestidos de tirantes en invierno, la uñas, la cara y el pelo denotan horas de la vida dedicadas a ser más algo que los demás; o en muchos casos, los ahorros o un crédito consagrados a poner trozos de carne que no tenía o a quitar otros que creía sobrantes.

Este vídeo (en Periodismo Humano) analiza el papel del cuerpo femenino en la televisión italiana. Me temo que la estupidez no esté tan limitada. Esa berlusconización de la mujer ha trascendido la televisión y las fronteras italianas. Da lo mismo si es un programa de humor, un concurso o una tertulia, y es igual si salen al cine y a comerse una hamburguesa o si se trata de una fiesta de famosos; el aspecto de las mujeres se parece cada vez más a esa estética de puticlub: que se marquen ojos felinos, que brillen los labios carnosos, que aparezca el borde de los senos por el escote, que el pelo se agite, que el culo quede respingón, que los muslos se marquen… y ellos con camiseta y zapatillas, tan cómodos.

PS: El asunto lo remata la diferente consideración de la edad en ellos y ellas; aunque encalabrina, de tan obvio que es, aburre.

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