sábado, 31 de julio de 2010

Ligerezas estivales



La semana pasada se formaron colas en todo el mundo para apoyar la guerra más cruel y el exterminio más impune en la República Democrática del Congo. Los partidarios españoles de esas barbaridades estaban muy bien representados en la Gran Vía de Madrid. Presumían orgullosos de llevar ocho o diez horas esperando para colaborar en el expolio de ese país africano. Como premio, conseguían un teléfono con nombre propio Iphone 4. Nadie que hace una cola de ocho horas necesita imperiosamente para trabajar o para vivir un móvil nuevo. Lo que quizá sí necesitan para entender el mundo es trabajar una temporada en las minas de coltán del Congo. Porque ese es el asunto: el coltán, el mineral que necesitamos para nuestros teléfonos y otras aplicaciones tecnológicas, y que exigimos con un empeño digno de defender los derechos humanos, pero no un teléfono, que en la mayoría de las conversaciones que oigo al azar por la calle solo servirá para decir sandeces.
La ONU recibió una lista de veintidós empresas que parecen implicadas en el comercio ilegal de coltán. Alguna habrá que sea legal,pero yo ya no me creo nada. Que parezca legal y limpio solo significa que saben cómo conseguir certificaciones oficiales, no que esas certificaciones digan la verdad (los ensangrentados diamantes africanos se comercializan en el mundo entero con certificaciones israelíes de cumplir todas las condiciones legales; pero ya sabemos el valor que da Israel a la verdad, a la vida y a la codicia, eterno Shylock). Entre esa empresas está Talison, australiana, con códigos éticos e invocaciones al desarrollo sostenible; y con algún otro plan; para echarse a temblar. Ahora se ha dividido en dos: Talison litio y Taliso tantalio. El 80% de las reservas conocidas de coltán del mundo están en África, y de ellas, el 80% en el Congo. Por lo que respecta al litio, hace pocas semanas se anuncio que habían descubierto ingentes reservas en Afganistán, que hay países que deberían tener por himno aquello de «si naciste pa martillo del cielo te caen los clavos». ¡Vaya karma el de los afganos! Hacen que parezca una bendición tener el clima de Benidorm y que te dejen la costa alicatada hasta el techo.
La lástima es que no haya minas de cerebros en algún país del Tercer Mundo. Si así fuera nos lanzaríamos a explotarlas y expoliarlas, y haríamos largas colas para comprarnos uno, y quién sabe si incluso alguien intentaría usarlo. Las reservas mundiales de decencia y sentido común están todas en el Primer Mundo, me temo, y los códigos éticos y las normas medioambientales deben de impedir su explotación, o quizá es que son materias contaminantes; de otra manera no se explica que circulen tan poco y que no haya campañas promocionales para su uso.
PS1:Guglear «coltan blood youtube» lleva a información abundante y detallada, pero, aviso, te fastidian el vermut.
PS2: Hace unos días volcó un barco en la RP del Congo y murieron 138 personas (por lo menos; en eso barcos nunca se sabe cuántos van, sé de lo que hablo), todos africanos, sí,que murieron aplastados y ahogados. Además, ha habido un terremoto de grado 5,7 en Irán. Y las inundaciones causadas por el monzón han obligado a 400.000 personas a abandonar sus hogares en Afganistán y Pakistán; sí, los afectados de ambos sucesos son musulmanes y asiáticos, todos pobres. Los periodistas han decidido, como siempre, que la importancia de los muertos está directamente relacionada con la nacionalidad y la religión.

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