lunes, 10 de mayo de 2010

volcanes islandeses

¡Tantos planes! Tenía yo tantos planes. Escribiré esto para el blog, contestaré el correo de fulano, colgaré unas fotos, revisitaré una web,… Y trabajaré, claro. Pues no. Mi ordenador es mi Eyjafjalla particular (ya podríamos inventarnos un nombre sensato para ese volcán islandés). Infección total, agonía lenta, muerte, ligera resurrección (gracias a los buenos oficios de mi psicólogo de cabecera, ¡gracias!, que también ejerce de informático), que tiene la pinta de ser solo ese último aliento antes del desenlace definitivo.

Y trabajo los ratos que puedo y ando de ocupa por los ordenadores de amigos y vecinos, y ni pienso en el blog ni en las fotos ni en las crónicas ni en los correos debidos. ¡Será posible! Lo primero que he intentado rescatar, en un descuido de la bestia y en modo reparación de fallos, es la carpeta con toda la información de facturas recibidas y entregadas, como se acerca lo de la renta, necesitaré lo del año pasado; y si se me pierde la info de este año, ya verás; ¡Ah y lo del IVA! Cosas de autónomos.

Tenía varias temas de los que quería hablar y decir un par de cosas bien dichas, pero cuando un volcán islandés entra en erupción, el mundo se para. Será que somos un poco limitados.

PS: Una cosa sí quiero decir: cuando crees que el mundo se confabula contra ti y que al despertarte empieza la pesadilla, ¡Oh Gregor!, hay gente que te echa una mano y te ayuda a poner las cosas en su sitio en riguroso orden de importancia. Esos son los amigos. Los demás, conocidos y saludados, que diría Pla, prescindibles.

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