lunes, 8 de marzo de 2010

Los nuestros y los otros

Anoche hubo un terremoto en Turquía. No hemos mandado equipos de rescate que saquen niños que nos despierten las ganas de adoptar ni bomberos que conceden a una anciana los años que le correpondan y que la tectónicas de placas iba a arrebatarle. No se han abierto cuentas corrientes ni se han organizado maratones solidarios. Ningún artista se ha prestado para hacer un concierto ni se han acuñado camisetas que recen lemas solidarios.

Y eso que los turcos son europeos (al menos hasta Estambul), y que Turquía está más cerca que Haití y Chile. Pero no parece que este terremoto despierte actitudes solidarias y generosas. Los medios no retransmiten la última hora  (los periódicos dan la noticia de agencias) ni buscan turcos que vivan aquí (sea lo que sea aquí) para que nos expliquen cómo era su pueblo antes del desastre.

¡Ah! que las provincias a las que ha afectado están la parte asiática. ¡Ah! que no hablan francés ni inglés ni español! ¡Ah! que no rezan en iglesias! ¡Ah que no hay españoles/europeos viviendo en esos pueblos destruidos! Debe de ser la naturaleza humana lo que hace que nos preocupen más los nuestros que los otros. ¡Qué mala puta la naturaleza humana! O quizá sea porque el terremoto se ha producido al mismo tiempo que otros asuntos más importantes, como que nieva en Barcelona y se han repartido los Óscares, que es un asunto que atañe a los humanos mucho más que el sufrimiento de los turcos, como todo el mundo sabe.

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