miércoles, 8 de febrero de 2012

Elogio del minimalismo –1–



Menos es más, sí, pero andar con eslóganes posmodernos en África resulta ridículo; y Chad no es una excepción; al menos en el BET (acrónimo de Borkou-Ennedi-Tisbesti). Consumismo debe de ser un concepto desconocido entre las sociedades que habitan esa zona; de hecho, es muy probable que en lengua tubu no exista la palabra consumo.  Si nos ponemos cínicos tiene una ventaja: puedes andar por el mundo sin bolsa ni monedero.

Faya
Sin pretensiones de minimalismo se monta una gasolinera; basta con unos bidones o una estantería y algunas botellas de muestra (cuando la mayor parte dela gente no sabe leer los carteles sirven de poco). Pero la cuestión, la retahíla de cuestiones, empieza a la vista de esas botellas. ¿Cómo ha llegado un camión cisterna de gasolina hasta el corazón del desierto? ¿Para qué? ¿Pagará impuesto de carburantes o tasa de emisiones contaminantes? ¿La habrá sin plomo?
Otra veces no se trata de llenar el depósito de la motocicleta sino de prepararse para viajes más largos. Ya no hace falta poner las muestras a la vista, pero el origen de la mercancía, casi seguro que es el mismo. Al Chad la gasolina siempre ha llegado desde Libia, y la mayor parte de ella por el camino más corto, o sea, de estraperlo; o mejor, dicho, mediante sistemas precapitalistas: yo tengo una cosa (no preguntes cómo la he conseguido), tú la necesitas, nos ponemos de acuerdo en el precio y comerciamos. Sencillo y eficaz; siempre que no nos pongamos muy tiquismiquis con asuntos como el transporte seguro de mercancías peligrosas, los riesgos laborales en materias de inflamables y otras zarandajas.
tumbas en el Uadi Kessebi

Que en esta zona siempre se ha andado de aquí para allá sin echar cuentas de fronteras es un hecho constatado. Los peligros y los riesgos no se tienen en cuenta. Se viven y eso significa que un día se muere. No he conseguido hablar con nadie sobre el dolor, pero me consta que hay pocas cosas experiencias, pocos sentimientos más universales.
Tarkei 16º44' N 21º 42' E
Las pinturas rupestres siempre provocan admiración; orgullo de especie, supongo. Hay mensajes escritos en las paredes. No entiendo bien que me dicen, pero sé que esos trazos rojos resumen la vida de gente cuya vida no tenía nada que ver con la mía, salvo por el dolor, democrático e igualitario. Y sin embargo, a pesar de la semejanza, simpre hay algo que conmueve en el rastro de un ser humano que sintió la necesidad de contar lo que veía o en qué consistía su vida.

Caballeros volantes de Tarkei



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