sábado, 18 de septiembre de 2010

Conmemoraciones, olvidos y desvergüenzas


La diversidad de calendarios provoca coincidencias y superposiciones interesantes. Así, este año el Ramadán ha caído en pleno mes de agosto, y eso ha hecho plantearse si los trabajadores musulmanes tienen derechos similares a los cristianos a la hora, por ejemplo, de celebrar sus fiestas y días sagrados; o si hay que contemplar las creencias y los ritos religiosos en los convenios colectivos en un país legalmente aconfesional (aunque todavía no laico, por desgracia). El asunto del Ramadán también ha puesto de manifiesto el desconocimiento del islam por parte de empresarios, políticos, periodistas y, también, muchos musulmanes, que no saben que por enfermedad, trabajo o viaje, está permitido no observar el ayuno (hay que recuperarlo cuando se pueda) si bien no hay ninguna causa que dispense de suspender toda actividad bélica en ese mes.

Otra coincidencia temporal de este año es que el Yom Kippur se celebra el mismo día (hoy) que se conmemora el aniversario de la matanza de Sabra y Shatila (16-18 de septiembre de 1982), aunque nada indica que los judíos pidan perdón por aquella matanza. Uno de sus responsables paga por ello, aunque no se entere; Ariel Sharon (un geranio desde hace años como resultado de un ictus) animó a las falanges cristianas libanesas a destruir esos dos campos de refugiados palestinos, les dijo que allí había dos mil terroristas y les dio vía libre para entrar y hacer lo que quisieran. Fueron cuarenta horas de sangre y horror; entre 800 y 3.000 muertos palestinos, la mayoría de ellos musulmanes, masacrados con las manos y el beneplácito de cristianos y judíos, lo preciso por si hay que elaborar una lista de religiones asesinas y peligrosas para la humanidad. No se sabe el número, porque no dejaron ni contarlos ni enterrarlos, ni escribir sus nombres en placas conmemorativas o en memoriales de homenaje a los inocentes. Cal viva y oscuridad. Y ningún minuto de silencio mundial en estos días. Septiembre es un mes con muchos muertos: Chile, Munich, Sabra y Shatila, Nueva York; unos, los nuestros, más inocentes que otros, parece. Quizá se necesite un Día de la Expiación cada mes para pedir perdón por todos los muertos.

Claro que igual al papa le da lo mismo. Joseph Ratzinger, jefe del Estado Vaticano y embajador de un reino que no forma parte de ninguna organización internacional, cuando pide perdón por encubrir los delitos (en su reino los llaman pecados) de sus subordinados dice que hay que ser compasivo con esos delincuentes. También dice que la ciencia es peligrosa si no tiene en cuenta la religión (la suya, claro). Además ha exigido a los políticos que gobiernen con la religión (se supone que la católica) y cuestionen las democracias que se basan en el consenso social. ¡Hay que joderse! mejor que decidir entre todos va a ser gobernarse según lo que él y su panda tengan a bien dictaminar (porque es evidente que la ley que le gustaría imponer no es la de Cristo, ya que no hace que rija ni siquiera en el Estado del Vaticano ). Por fin, ahora sabemos que el señor Ratzinger es partidario de los regímenes teocráticos, también aquí en la Tierra. Y encima se permite decir que el ateísmo es como el nazismo, él, que fue miembro de las juventudes hitlerianas. Ese fascista, cómplice y encubridor de pederastas, e incitador al asesinato por contagio de sida se permite insultarnos a los ateos. A mí no me extraña que no sea muy partidario ni de la ciencia ni de la democracia ni de la justicia humana, porque la primera pone de manifiesto su ignorancia, la segunda muestra su jíbara estatura moral y la tercera lo llevaría a la cárcel para los restos si no fuera quien es.

PS: Recién escrito todo lo anterior, tengo que dejar constancia de la obviedad de que hay cristianos y judíos decentes, algunos hacen que tenga que añadir a esta entrada la etiqueta «vidas ejemplares» como  Gilad Atzmon(de no perderse los enlaces al final) que dice de sí mismo que es ex israelí y ex judío, hace una jazz fabuloso, y no es manco pensando y escribiendo.





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