lunes, 4 de enero de 2010

El horror, el horror (fotos de Emilio Morenatti)

Queda muy poco tiempo para disfrutar de las extraordinarias piezas de la exposición Los mundos del Islam en la colección del Museo Aga Khan, que se exhibe en el CaixaFòrum. Aunque había visto la exposición a trozos, ayer me fui a verla toda entera.  Es un auténtico placer ver tanta belleza y percibir el gran empeño en hacer cosas hermosas y útiles. Al salir, iba pensando en que la exposición es un buen argumento frente a aquellos que acusan al islam de todos los males del mundo. También pensé, como los pensamos todos los que nos interesamos por  la cultura árabe —tan ligada al islam—,  que tuvo momentos de esplendor, que este no es uno, desde luego, y que nos iría muy bien a todos, y especialmente a los árabes ya los musulmanes, que recordaran y emularan aquellos momentos históricos en que se medían por la capacidad de componer y recitar poemas o de construir astrolabios.
Con esa idea en la cabeza, se me cruzó en el camino el cartel que anunciaba la exposición de los premios Fotopres'09 y decidí aprovechar la ocasión.  Entré, me quedé clavada frente la primera pared, horrorizada, y hui a las otras paredes; las vi sin mirarlas y volví a la primera. Estuve un buen rato allí delante sin poder parar de llorar. Luego a mi casa a llorar; de dolor, de rabia, de impotencia, de desolación, de desconsuelo, de desesperanza.
En esa pared estaban las fotos que obtuvieron el primer premio. Diez fotos horrorosas, porque son el horror puro, el retrato perfecto del odio, de la maldad. Atónita, observaba cómo la gente podía mirar las fotos y comentar detalles técnicos y hablar de ellas. Yo solo podía llorar. Me gustaría que alguna de las personas, que las hay, que en todo ven algo positivo, se pusiera no ya delante de las mujeres retratadas, solo frente a las fotos, y me dijera un motivo para sonreír y ser feliz; a ver quién se atreve a ponerse ahí delante y ser optimista sin resultar cretino. Claro que ya sabía que eso ocurría y había visto otras imágenes; pero estas son capaces de petrificar toda la vida, todo menos las lágrimas. No es posible sostener la mirada de esas mujeres sin sentir un dolor insoportable y la perplejidad más absoluta.
Las fotos las hizo Emilio Morenatti (que no despiste el apellido; es de Cádiz), un fotoperiodista de los imprescindibles, que entre premio y premio, este verano perdió un pie en una explosión en Afganistán.  Lo he buscado en Internet, claro; su web está fuera de servicio. Entonces he ido al feisbuc, esa agenda moderna. Allí hay un grupo de apoyo al fotógrafo con veinticuatro miembros. No voy a comentar los que tienen personajes y personajillos, pero si las fotos de Morenatti muestran un mundo de horror, que no sepamos quién es nos deja ver qué feo es el mundo que hacemos.
PS: El segundo premio de Fotopres'09 muestra los horrores de la violencia tras las elecciones en Kenia, como podía haber ocurrido tras las elecciones en cualquier país africano, ese continente que nos queda tan lejos.

6 comentarios:

  1. Tomando el tema del inicio del post, yo fui a ver la exposición en Madrid. Una pasada :) La sorpresa fue ver un Ibn Sina ahí sin darle mayor importancia, ni indicar "Avicena" (digo yo, para que llegara a más público).

    ¡Aish!

    ResponderEliminar
  2. Cristina, dices en al expo del islam ¿no? No me fijé en eso, pero si en otro asunto (y enlazo con lo de los árabes del mar): grafías kh y j, para la ja de punto arriba; y o j, para la yim... y así. Pero a parte de esos detalle, no me digas que no te emocionaste con algunas piezas, sobre todo con las que tenían inscripciones y textos.

    ResponderEliminar
  3. no me digas que no te emocionaste con algunas piezas, sobre todo con las que tenían inscripciones y textos.

    Xiiiiiiiii, aún recuerdo el trozo de tela todo bordaaaado. Me dejé las pestañas intentado leer algo. Media hora estuve delante como una gili casi llorando, con un síndrome de Stendhal...:)

    ResponderEliminar
  4. Joder, había escrito un comentario, buaaaa...

    Nada, que estuve media hora contemplando con síndrome de Stendhal ante una preciosa tela bordada con aleyas del Corán...

    ResponderEliminar
  5. Que sí, que ya llegan tus comentarios ia, fariga al-sabr.
    ¿Dices aquel enorme del Corán? Ya sé cómo dices. Me acerqué y me acerque a leer, nada. Luego intente pillar los principios de suras, nada. Al final intente pillar la nur (la última) porque como tenía que estar al final, no sería difícil...

    ResponderEliminar
  6. Juas, todos hicimos lo mismo :D Y las aleyas en hojas de parra y otros soportes? alucinante...

    ResponderEliminar