domingo, 13 de diciembre de 2009

Desvergüenza patológica

Blair está enfermo, muy enfermo. Creo que las unidades psiquiátricas de todos los hospitales británicos deberían aunar esfuerzos para curarlo. Incluso todos los psiquiatras europeos, habida cuenta que ese desvergonzado criminal anda en misiones de paz en nombre de todos nosostros, ¡hay que joderse con el sarcasmo!

Después de haber satisfecho su egocentrismo y su soberbia y de haber ganado una cantidad nada despreciable de pasta, podía estarse callado; esperar que se sienta culpable de asesinato y se arrepienta de su estupidez y su maldad es demasiado pedir. El miserable mal bicho da una entrevista en la que dice que no se arrepiente de nada y que no cambiaría ninguna de sus decisiones, pero que admite que debió buscar otra razón para invadir Irak que aquella patraña de las armas de destrucción masiva. También dice que la fe (cristiana) le dio fuerzas para tomar esa decisión en la soledad del poder.

Para soledad la de los ochenta y seis muertos y ciento cincuenta y nueve heridos de anteayer. Sí anteayer, 12 de diciembre de 2009, y escribo la fecha completa por si alguien no recuerda que la guerra civil, que sufren los iraquíes desde la invasión del país en 2003, sigue viva. El 25 de octubre en otra serie de coches bomba murieron, al menos ciento cincuenta y cinco personas y hubo alrededor de 500 heridos; y en agosto… y en junio…

No, no es cuestión de números. Es cuestión de vergüenza. De lo que valen los muertos, las víctimas de las humillaciones, los heridos y los condenados a sufrir según donde estén. Y de sentir, al menos, dolor por la ignominia, y hasta un poco de culpa, que todos chupamos petróleo. Y de no olvidar, y de no aburrirnos del dolor ajeno y lejano.

Pero todo eso no va con Blair. En la crisis de Gaza de diciembre de 2008, Blair era enviado europeo par a Oriente Próximo (aunque el nombre del cargo no lo mencione, se supone que lo envían para buscar una solución que conduzca a la paz) pero decidió que debía pasar las navidades con su familia en Londres y asistir a la inauguración de una tienda de Armani; ¡y va a importarle lo que hizo en 2003! Es lo que tiene la desvergüenza crónica y aguda.

PS: Los adjetivos que adjudico a Blair son aplicables a Bush y Aznar, y aquel Durao Barroso que asomaba la patita en las Azores y ahora preside la Comisión Europea sin atisbo de rubor suyo... ni de ningún europeo, por lo que parece.
Después de escribir esta entrada veo que Ramón Lobo habla de lo mismo con menos rabia y mas argumentación.

1 comentario:

  1. Una fé de recambio ya a medio camino de las matanzas se hizo católico. Es lo que tenemos en los supuesto líderes que controlan el mundo...tan lejos de los que están enterrados en Montjuit y de los que das cuenta con tus fotografías.
    Mi cuñado Peter (británico) siempre dijo que Blair era "socialismo con champám".
    Un saludo

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