miércoles, 2 de noviembre de 2011

La amargura



Handala es el dibujo de un niño, cuyo creador, Nayi_al-Alisiempre representó de espaldas, sin cara y mudo, como el mundo ve a Palestina. Hasta el nombre es simbólico; handala es el nombre árabe de la tuera (o coloquíntida), una planta propia del desierto cuyos frutos son tan amargos que, dicen los beduinos, ni los camellos muertos de hambre y sed se comen. Y por esas características, en la poesía preislámica árabe la tuera es una metáfora de la amargura por el abandono y la desolación por la soledad.

Ahora resulta que el reconocimiento por parte de la Unesco de Palestina es suficiente para que EE. UU. deje de pagar su cuota a ese organismo internacional y para que  Israel construya nuevos asentamientos de colonos. Que Israel se haya pasado por el forro todas las resoluciones de la ONU no da ni para un tirón de orejas (de embargos y sanciones ya ni hablamos). Claro, pertenecer a la Unesco es más criminal y cruel que las detenciones arbitrarias, las torturas en las cárceles israelíes, arrasar los cultivos, arrancar los olivos y echar a la gente de su casa. Tiene bastante lógica que ante las respuestas al intento de Abbas de obtener el reconocimiento internacional, los palestinos crean que Hamás es más eficaz.

El niño Handala o la calabaza de la tuera podrían estar en medio de la bandera Palestina. No hay nada que represente mejor a los palestinos que la amargura.

PS: Los órganos de gobierno de la Unesco votan (según procedimientos acordados por todos sus miembros) e Israel, como no le gusta el resultado, suspende la entrega a la Autoridad Nacional Palestina de los impuestos que recauda en su nombre, tal como se acordó en la conferencia de Oslo; o sea, que además, son unos ladrones. Shylock parece el ejemplar más noble del pueblo judío. 

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