Una de las
pancartas de la manifestación del 15-O en Barcelona decía "Todo que ganar.
Nada que perder". Y no es cierto. Al acabar fui atravesando el centro de la
ciudad y era casi más difícil atravesar las calles comerciales que la
manifestación. Masas encandiladas en las tiendas, jóvenes, sobre todo,
comprando cosas que no necesitan a un precio muy superior a su valor; y ya
Machado dijo lo que había que decir de quien confunde ambas cosas.
Aún tenemos mucho más que perder. El mapa de
los lugares donde hubo manifestaciones ayer lo ilustra. Parece ser que fueron
951 ciudades en 82 países. Ahí, donde no hay puntos rojos (África y Asia, sobre
todo) es donde tienen mucho más que ganar que que perder; porque para perder
tienen poco, ni la vida, que se les escapa cada segundo. No es que pasen
hambre; es que el hambre es su vida (mil millones de personas se van a dormir todos los días con hambre). Hace tiempo que no vivimos de otra
cosa más que del hambre de los pobres, solo que los pobres ahora somos
nosotros. ¿O no? Cuando el mundo estaba a nuestros pies el sistema no nos parecía tan malo, y no queríamos enterarnos de que vivíamos del hambre de los pobres, y así seguimos. Pero la culpa siempre es de los demás, nunca de nuestra codicia.
Bien está
manifestarse, pero hemos salido tarde. Teníamos que habernos echado a la calle
cuando todavía atábamos los perros con longanizas, y no cuando nos hemos comido
la longaniza, los perros están muertos o vagan sin saber a dónde ir y la cuerda
ya solo sirve para ahorcarse.
PS: No me gustan lemas
como "que no nos representan" (a ti quizá no, pero a otras personas,
sí) ni ideas como esa de que "los políticos no sirven para nada y tendrían
que irse todos a su casa". Eso ya lo hemos vivido y era bastante peor. Cuidado
con lo que pedimos.
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